miércoles, 12 de septiembre de 2012

Derrocaron al presidente por unos minutos un 15 de septiembre



Septiembre del año 2006, exactamente un 15 de septiembre un puñado de adolescentes se tomó el cielo por asalto, mejor dicho el guacamolón por asalto. 

Aun desconozco de quien fue la idea, ni en que momento surgió o que lugar se tomo la decisión de que harían una acción más: romper el desfile patrio y detener la privatización de la educación.

Los estudiantes normalistas llevaba ya más 7 meses luchando contra la reforma a la carrera magisterial que con tanta vehemencia y alocado frenesí  impulsaba la ex ministra de educación  María del Carmen Aceña.  

El movimiento estudiantil normalistas inició en marzo con las primeras acciones, fue la primer movilización del 2006, luego el 13 de julio se toman las carreteras y entradas principales a la ciudad de Guatemala, en agosto los estudiantes toman Aqueche, INCA, Belen y la Normal. En los departamentos los estudiantes normalistas se levantan tambien y la lucha se vuelve nacional. 

La ex ministra Aceña se negaba a establecer un dialogo con niños y adolecentes que cada día radicalizaban mas la protesta, seguramente le es inconcebible que jóvenes que provienen de la clase pobre de este país se sentaran a discutir en contra de un proyecto neoliberal que ella con tanto esfuerzo no lograba aprobar.

15 de septiembre: ese día la Plaza de la Constitución estaba completamente  llena, miles de personas con ardo sentido patrio estaban de feriado, docenas de establecimientos desfilaron por la 6 calle y 6ª avenida de la zona 1, pasando frente al Palacio Nacional.  En la tarima principal el presidente-conejo, sus ministros, uniformes militares de alto rango combinaban con los atuendos-disfraces de los estudiantes que se esforzaron por marchar con porte militar desde temprana hora.

El presidente-conejo (Oscar Berger) saludaba el desfile, las bandas y gastadores. Cerca de él su seguridad presidencial muy seguros de la seguridad. En el perímetro otros anillos de seguridad aun más seguros de la seguridad, total que les podía pasar.  En los techos de los edificios Lucky, Del Centro, EGSSA  y Catedral uno que otro franco tirador trasnochado llevando sol, preparado por si aparecía en el aire algún avión rezagado de esos que por moda se estrellaban contra torres gemelas, por aquello que el guacamolón tiene 4 torres.

Llego el momento,  entre la multitud y los agentes de seguridad del Estado se fueron reconociendo rostros, miradas, complicidades y se formaron dos columnas de normalistas, calladitos y calladitas avanzaron desde la 6ª avenida esquina con el guacamolón al costado izquierdo, caminaron hacia la tarima presidencial, rapidito y pegaditos a la barda perimetral instalada para garantizar la seguridad del presidente.

Nadie los vio pasar, menos que esas columnas de adolecentes iban armadas, los normalistas se juntaron frente al presidente, nadie hacia falta, era el momento. Con pañuelos cubriendo el rostro, cartulinas en mano se tomaron la calle, gritos, consignas, exigencias  y el tiempo se detuvo.

El desfile se había detenido, la banda del colegio que esta por pasar se había callado, solo eran un puñado de normalistas que se habían tomado el cielo por asalto, el primer objetivo se había logrado “romper el desfile del 15 de septiembre”. La seguridad del presidente su tercer anillo y segundo anillo no entendían que estaba pasando,  hasta que reaccionaron y en menos de 15 minutos habían sacado a Oscar Berger violentamente cargado.

Ministros e invitados no entendían a donde llevaban al señor presidente, porque lo habían retirado de esa manera, ¿Cual era el riesgo?  Si solo era un puñado de adolecentes que protestaban contra una ministra, una reforma y un sistema.

Los normalistas lo habían logrado, quitaron a un presidente, de la misma manera como quitaron  al dictador Jorge Ubico aquellos estudiantes del 44, solamente que esta acción duraría solamente minutos, pero suficientes para escribir un capitulo más en la historia del movimiento estudiantil de secundaria.

Los estudiantes protestaron el tiempo que quisieron, luego como entraron salieron, la acción estaba hecha, lograron lo que días antes habían planificado, sin pensarlo habían logrado burlar toda la seguridad del Estado, derrocaron al presidente-conejo. 

Al retirarse de la plaza, los animadores del evento regresaron a las arengas patrias, los colegios siguieron desfilando, quizás el presidente regreso a su silla, pero ese 15 de septiembre no fue el tradicional festejo de independencia, se había burlado la seguridad  del presidente.  

De inmediato las reprimendas en contra de los oficiales que no habían reaccionado, y el protocolo de seguridad?

Meses después la ex ministra no pudo imponer la reforma, fue derrotada por esos mismos normalistas, cuentan que ese día el puñado de normalistas no estaba solo, pero esa es otra historia. 

Lo cierto es que seis años después vuelve el mismo proyecto de privatizar y la misma reforma,  ahora son otros y otras las jóvenes  en defensa y resistencia, el movimiento estudiantil sigue vivo, la actual ministra Cintya del Águila es de la misma escuela de Aceña y ambas responden a los mismos intereses mezquinos del poder, pero esa es otra historia. 






Fotos: entre la milpa y alguien más.

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